lunes, 11 de febrero de 2013

DIFUSIÓN VIRTUAL DEL PATRIMONIO


ENSAYO POSIBILIDADES DE DIFUSIÓN VIRTUAL DEL PATRIMONIO

 “Renovarse o morir,” es una frase popular utilizada por muchos mexicanos pero seguida por muy pocos. Es una realidad que el mundo esta cambiando a pasos agigantados. La vida ha dejado de vivirse en un solo plano y en cambio pasado a dos. En este nuevo plano la información ya no es elitista sino que se comparte y se permite que se involucren los interesados. Todo se ha convertido en una experiencia didáctica y para esto el Internet es una herramienta muy poderosa. Negar la existencia del Internet y de este nuevo plano no sólo es dañino sino que hace que las personas pierdan interés. En todos los ámbitos se ha llegado a un punto en el cual se tiene que decidir si se va a pasar al siguiente plano o quedarse en el mismo, ¿qué paso tomará el patrimonio cultural?
            Ivonne Lona vino a presentarnos como ella se ha dedicado a proyectos de recorridos virtuales de lugares para así impulsar su difusión. Me pareció un proyecto muy bueno ya que siento que al menos en nuestro país muchos de los museos no se visitan ya que no se tiene conocimiento de ellos. ¿Qué mejor manera de conectarse a la ciudadanía que por el Internet? Obviamente una experiencia física nunca se puede comparar con una virtual, pero una virtual puede invitar a que se lleve a cabo la segunda. Sin embargo lo que me pareció muy triste acerca de la experiencia de Ivonne es que muchos directores de museos mexicanos no quieren pasar al segundo plano y por lo tanto hacen que los museos sean desplazados por otras actividades más accesibles.
            Me costó mucho trabajo entender por que un museo no aceptaría que se le hiciera un recorrido virtual de manera gratuita ya que conlleva muchos beneficios.  El recorrido virtual es una manera de capturar como las cosas son en este momento y por lo tanto se puede llevar un registro de los cambios. Al mismo tiempo, puede ayudar a darse cuenta si hay luz dañando las obras al igual que si existe una mejor manera de acomodar las mismas. Y claro, un recorrido virtual ofrece la posibilidad de acceso a personas que de lo contrario no lo conocerían. Al incrementar el acceso, se incrementa el interés y por lo tanto el deseo de aprender. ¿Qué museo no quisiera causar esto?
            La respuesta a esto sólo puede ser una de dos: falta de educación de parte de los administradores de los museos o que existe un conflicto de intereses en los museos del país. Cualquiera que sea la razón me parece muy inapropiada. No puede ser posible que la ciudad de México es una de las ciudades con más museos en todo el mundo y un ciudadano cualquiera con trabajo puede nombrar tres. No es un problema social sino de las personas encargadas del patrimonio cultural. No creo que todo sea negatividad sino que al contrario, es un espacio de oportunidad para explotar. Tenemos que dejar atrás la situación actual y reemplazarla por una en la que el Internet es aceptado y aprovechado para llegar a la mayor audiencia posible.
            Pensé en el museo de antropología. Existen tantas piezas de tanto valor que realmente no se alcanzan a apreciar en una sola visita, ni en dos. Un recorrido virtual que permitiera elegir el objeto para a su vez abrir información acerca del mismo ayudaría a que el público se diera cuenta del valor de las colecciones del museo y entendiera mejor sus siguientes visitas. Al mismo tiempo ayudaría a estudiantes a complementar sus investigaciones y por lo tanto ­incrementar su interés en el museo.
            En conclusión me parece ilógico que los museos mexicanos le teman al Internet. Creo que nos estamos quedando atrás y por lo tanto es hora de cambiar nuestra mentalidad y darnos cuenta que el permitir que más personas tengan acceso a la información enriquece a nuestros museos, ciudades y país. Nuestro patrimonio cultural es muy amplio y el Internet es la herramienta perfecta para poder preservarlo de manera virtual y darlo a conocer a la ciudadanía para así alentar interés, despertar la identidad y enaltecer nuestro orgullo.

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